martes, 29 de mayo de 2012

El Vino y la Salud


Desde los más remotos tiempos, España se ha caracterizado y se ha vanagloriado por la diversidad y la calidad de sus vinos. Las leyendas afirman que muchas de esas viñas fueron plantadas por los nietos de Noé y que incluso este patriarca hizo algún viaje a Andalucía Occidental y a la norteña tierra riojana. Precisamente los tartesos (mandados por Tarsis, que es del mismo nombre que el descendiente de Noé, citado en la Biblia), llegados a nuestras tierras 2.500 años antes de Cristo y que gozaban de ser un pueblo pacífico y civilizado, ya comerciaban con nuestros vinos apreciados en tierras del lejano Egeo, de Kittin y de Egipto.
Estos relatos que quizás se pierdan en la leyenda, quedan recogidos en lecturas más o menos verosímiles de las viejas bibliotecas conventuales.
En época posterior, en la época romana, hay tratados de la vid y de la elaboración del vino en las obras de Virgilio y Columela. Lucio Moderato Columela era gaditano y destacó sobremanera en conocimientos de materia agraria. En su obra “De re rústica”, compuesta de doce libros, destaca la temática sobre viñas y vinos que tendría gran trascendencia muchos siglos después.