Vamos a intentar acercarnos a ese gaditano ilustre que nace en el Barrio de Santa María el 7 de Diciembre de 1927; Juan Miguel Ramírez Saravia, CHANO Lobato, que heredó el nombre de su padre y el apodo de su madre "La Lobata" (2º apellido del padre). Antes de entrar en materia sobre su vida y su obra, déjenme que nos acerquemos a él, precisamente con estos tangos donde nos habla de ese Barrio de Santa María, cuna de grandes familias cantaoras y cuna junto al Barrio de la Viña, del Flamenco más autentico de Cádiz.
Es imposible separar la personalidad de Chano Lobato de la identidad con el Barrio de Santa María, donde gitanos y payos habían convivido durante más de dos siglos antes que Chano Lobato viniera al mundo.
Hasta 1914 allí estuvo ubicada la plaza de toros y pegado a esta el matadero, y justo en la tienda-bar del matadero, era el lugar de encuentro de ese mundo flamenco en los años que transcurre la infancia de Chano Lobato.
Si alguna vez vas por Caí
Pasa por barrio Santa María
Verás a los gitanitos
Como te bailan por alegrías
Santa María arrabal del matadero
Que donde nacen los gallos reales
Los flamencos más juncales
Lo mejor del mundo entero.
Es precisamente en ese escenario donde estaba la Cárcel de Cádiz y desde los garrotes de sus ventanas se cantaban las saetas y carceleras al NAZARENO, que se recogía en la madrugada del Jueves Santo en la Iglesia de Santa María, junto a la Cárcel y en el CORAZÓN del Barrio.
Como decíamos, el barrio era cuna de familias flamencas que marcarían el carácter gaditano en el mundo flamenco. Justo en el piso de arriba de la tienda del matadero, que hemos mencionado, vivía la familia gitana Jiménez, la de los "Mellizos", estirpe más pequeña que la de los Ortega, pero clave más que ninguna en la formación de los Cantos de Cádiz.
El patriarca Enrique Jiménez, "El Mellizo", es sin duda el moldeador de los Cantos de Cádiz, su Malagueña doble, dicen que inspirada por los cantos litúrgicos que oía con frecuencia en la Catedral de Cádiz. Del tango americano forjó los tientos que luego lo fijaría Manuel Torres, para popularizarlo Chacón.
Los cantos del Mellizo solo se trasmitieron por tradición oral, y es precisamente Aurelio Selles Nomdedeu, uno de los eslabones fundamentales en esa herencia sonora de los Cantos del Mellizo. Cuando Enrique el Mellizo murió en 1906, Aurelio tenía 19 años. El posteriormente se hacía heredero de los Cantos del Mellizo, de los que según el "era conservador y no creador". Aunque a Aurelio Sellé lo trato poco Chano, porque el no se prodigaba mucho en las ventas de Cádiz (salvo en La Palma) y sus vivencias trascurrieron más en Jerez y en Sevilla donde era frecuentemente contratado para fiestas privadas.
Chano de niño se asomaba a la ventana de la tienda del matadero donde nace su vocación cantaora. En la puerta de la Iglesia de Santa María, cuando tenía unos doce años cantó la primera saeta de su vida, una saeta muy trágica sus propios comentarios. Ya con 14-15 años, tras la muerte en accidente de su padre cuando volcó el camión cargado de atunes que venía de Barbate, empieza a hacer sus primero pinitos en el cante... "Se ponía su corbatilla y se iba por las noches a "buscar la vida".
En sus años venideros, primero se daba una vuelta por los Cabarets (salas de fiesta), como el Pay-Pay, San Juan, El Petit etc. y cuando terminaban y podían enganchar algún que otro cliente terminaban en la Venta de la Palma, allí estaban Pericón, Capinete, El Chino etc. y en muchas ocasiones Aurelio Selles. Chano en la venta de la Palma se empieza a colocar pues en la línea de transmisión del conocimiento; El Mellizo, Aurelio Selles etc. El bebió de esa fuente, aunque luego la vida le iba a deparar caminos mas sinuosos y no sin ciertos sinsabores.
De esa época son sus vivencias junto a La Perla, los Jinetos, etc del carnaval gaditano, él un adolescente se unía al grupo. En el carnaval gaditano se hacía una mezcolanza con las letras metiendo por bulerías las coplas de carnaval o con aquellos tanguillos que tanto apreciaban los gaditanos.
Desde antiguo siempre hubo relación entre el canto flamenco y la copla del carnaval gaditano - en palabras de Chano Lobato - Artistas importantes se aproximaron al carnaval gaditano: Ignacio Espeleta, Aurelio Selles, Pericón, el "Chaqueta"; Chano Lobato no podía faltar en esa cadena junto a Marina Cornejo, Juan Villar etc.
Quizás esa relación con el Carnaval gaditano le haga comentar a Chano: "... la pena que me da de Cádiz, con todo el respeto para el Carnaval, es que la gente no considera el puntal tan importante que Cádiz es en el flamenco y nos ven como achusmaos. Cádiz tiene las Malagueñas, un cante corto por bulerías, Cádiz tiene las Cantiñas y Cádiz tiene un cante corto por solea..."
En los años que nació Chano se escuchaban las bulerías de Antonio el Bizco, las alegrías de Juana la Macarrona, pero también la guitarra de Javier Molina, Aurelio Selles por Solea, el tengo de Pastora Pavón, las seguiriyas de Manuel Torre, ese fue el elenco que desfilo por el Teatro Circo de verano en 1926, como dice Chano "... aquí en Cádiz siempre hubo flamenco, es el Cádiz del Mellizo, de Aurelio, del Pericón, del Beni... de Chano"
Cádiz por su carácter de “ciudad abierta” siempre tuvo ese carácter generoso con los forasteros, las influencias de ultramar eran patentes en la ciudad y sus manifestaciones como el Flamenco (“Cantes de ida y vuelta”).
En Cádiz no han existido diferencia entre payos y gitanos, la palabra gitano en Cádiz ha sido como un halago, los flamencos (gitanos) de Cádiz siempre se han buscado la vida, la gente vivía del muelle, del matadero que estaba al lado. “ ¡Qué cara más gitana tienes!, ¡Qué flamenco vienes!
Era un Cádiz polifacético, multicultural, era una Cádiz de barcos para América, de uniformes campeando por el puerto, de cafés que anunciaban que se hablaba en varios idiomas. Ese es el Cádiz que le tocó vivir a Chano en sus inicios.
TRAYECTORIA PROFESIONAL
Chano Lobato salió de Cádiz por primera vez en 1946 con 19 años integrado en la compañía de Pepe Blanco y Carmen Morell, después de pasar por San Fernando, El Puerto, etc. Termina en Madrid, y ese joven de 20 años empieza a pisar fuerte por las “ventas”, tablaos, donde se siente arropado por otros flamencos... pero más adelante siente “nostalgia” de Cádiz, o como él mismo comenta, “de la sopa de tomate que prepara mi madre”.
Vuelve a Cádiz y se coloca en la Fábrica de Tabacos y sigue con su afición y con sus cantos en la nocturnidad, que le valían alguna que otra “borrachera”. Conoce a la bailaora Rosario Peña, “La Chana”, que saca a Chano de la mala vida que llevaba y por los 50 pone rumbo a Sevilla. Allí conoce a Manuel Vallejo y por mediación del mismo empieza a trabajar en “El Pasaje del Duque”, donde conoce y trabaja con Matilde Coral y a su marido “El Negro” (Rafael Rodríguez). Después los tres terminaron en Madrid en “El Duende” regentado por Pastora Imperio, donde permaneció unos años.
Allí conoció a Yul Brynner, Tyrone Power, que estaba rodando “Salomón y la Reina de Saba” y que falleció repentinamente en Madrid, conoció al Rey Hussein, Ava Gadner etc. Luego se fue al “Arco de Cuchilleros” donde su mujer trabajaba de bailaora.
Hay una etapa memorable en la vida artística de Chano Lobato, que es cuando acompañó a ANTONIO durante más de 15 años por todos los rincones del mundo, pasando hasta por el mítico Covent Garden de Londres, memorable su viaje a Japón cuando conoce al otro, “Chano Lobato El Japonés”, o cuando una bailaora le pide consejo porque no hace bien el baile por “calamares” en vez de “caracoles”.
Chano Lobato le cantó en numerosas ocasiones a figuras indiscutibles del baile flamenco, basta recordar a: Carmen Amaya, Rosario, Pilar López, Manuela Vargas, Matilde Coral, o bailaores a parte de Antonio, como Mario Maya o Antonio Gades.
Fueron muchos años de “banderillero”, cantando atrás para grandes figuras y conociendo su carácter de sencillez y cierta timidez, necesitaba un “rempujón”, como el mismo define a ese salto inicial que le hace atravesar las filas. Es precisamente en 1974 en el Concurso Nacional de Arte Flamenco, cuando el gaditano ilustre recibe el Premio Enrique el Mellizo en la modalidad de Alegrías, va a iniciar su gran etapa de cantaor “de alante” donde hasta su muerte había de alcanzar grandes triunfos.
Su reconocimiento público se dispara a partir del Premio del mellizo que recibe en Córdoba en 1974, “Antonio Murciano me dijo que fuera, pero para las cosas de los concursos yo soy muy malo. El primer día quedé airoso, el segundo ya era la clasificación fuerte, me puse tan nerviosos que me quería ir. El que me dijo que me quedara fue Fosforito, no se si me tocó el merengue pero salí muy airoso”, poco después le comunicaron que le habían dado el Primer Premio.
“Chano Lobato ha sido quizás el mejor cantaor para bailar en la historia, por lo menos en el Siglo XX” (Álvarez Caballero).
Es un cantaor largo, que lo canta prácticamente todo y casi todo muy bien, de la seguiriya a la malagueña, de las cantiñas a las soleares, las tonás, los martinetes, la farruca y el garrote, los cantes de ida y vuelta.
El cante de Chano Lobato todo ritmo y sentimiento, contiene toda la gracia y el garbo de la salada claridad gaditana, a la par que jondura ingénica y verídica, consustancial, que estremece y nos alborota los adentros. Su dominio de todo el abanico cantaor andaluz es en una palabra, verdaderamente sorprendente (Manuel Ríos Ruiz).
Su experiencia en diversas películas también forman la biografía de Chano:
- “Ventolera”, con Paquita Rico y Jorge Mistral.
- “Duende y Misterio del Flamenco”, de EDGAR NEVILLE es de la que guarda mejor recuerdo.
Como dice Agustín Gómez, Chano es Cádiz, ciudad romana clásica. Esa tacita fina y cultivada puede llegar a un modernismo altisonante. Chano no hace el cante proletario de Jerez, canto del mundo desde su asentamiento tres veces milenario.
Chano canta todo lo divino y lo humano, alegrías, la intemerata de cantiñas, tientos, tangos y tanguillos, soleares, bulerías por solea, martinetes, seguiriyas, la malagueñas gaditana prolongada de granaina, bulerías en todos los aires definidos y por definir.
Chano es un flamenco pulcro. El vitalismo de Chano arremete con cualquier música y mete todas las canciones del mundo en el Mare Nostrum del flamenco. Sus tanguillos son una explosión de júbilo sin romper el pulcro equilibrio.
El ARTE CANTAOR de Chano Lobato es raíz del pueblo gaditano; idiosincrasia, sentimiento y expresión más allá de las formas.
Chano “Profesional”
Según Agustín Gómez, el profesionalismo de Chano es el más disciplinado que conoce. Con una profesión hecha a marcha martillos, de conciencia antigua, “me dedico al arte desde que tengo uso de razón y profesionalmente desde los 14 años. El flamenco es para mi la vida, mi vida”.
Chano “Comunicador”
Chano busca a su público, habla con las manos como buen gaditano y todo su ser vibra en armonía y compás. Cuando entre sus cantes mezcla sus grandes anécdotas y la de otros flamencos (Pericón etc.), con esa verdad-mentira con que las adorna, consigue esos momentos de comunicación y gracia , metiéndose en el corazón de sus oyentes.
Chano “La Pureza”
Desde que desaparecieron Manolo Vargas y Pericón ya no hay quien lleve ese aire de tientos bailables como Chano Lobato. Esos tientos que hoy como nadie nos hace Chano, son ligeros y finos al paladar, naturales y vivos, desenfadados y airosos. La pureza no puede basarse en la superficialidad de las formas sino en el fondo de su contenido. En tal sentido Chano es escalofrío, de pasión totalizadora, de frenesí soberano, de gracia a espuertas, de finura y sensibilidad exquisitas.
¿QUÉ HAN DICHO DE ÉL?
Manuel Ríos Ruiz: “Su maestría para interpretar las cantiñas de Cádiz y los puertos no tiene parangón. Solera en la voz y salero en el compás son sus dones cantaores en los estilos de su tierra”
Luis Soler Guevara: “Ha redefinido innumerables formas melódicas en los cantes por bulerías, tangos, romeras y cantiñas. El mundo de la solea no tiene secretos para él. Lo sabe y lo hace todo, con una medida del compás como pocos”.
José M. ª Rodríguez Grande: “Chano, evocando a sus viejos maestros, resulta ser el eslabón perdido entre la pléyade de auténticos flamencos”.
José Cenizo Jiménez: “Arte y donaire, en fin que se tiene o no se tiene, y que cuando se tiene, se entrega gratuita y gozosamente a los demás, cantando y contando”.
Francisco del Río: “Ritmo, compás y sentimiento, el cante de Cádiz en la voz de Chano Lobato, tiene toda la gracia y el garbo de la salada claridad gaditana”
Miguel Acal: “Chano es un hombre sencillo, en cualquier día puede ser visto dando vueltas en los autobuses municipales, porque viaja gratis, se da su vueltecita desde Heilipolis hasta el centro, pegando la hebra con algún otro”.
José Luis Buendía: “Lo más importante que separa a Chano del resto de cantaores de su tiempo, es la enorme capacidad de ser humano que ha acumulado, el flujo cariñoso que derrama por donde va, ese oro molido que esparce siempre que canta”.
José Luis Navarro García: “Chano encarna el vitalismo, la gracia irresistible y el magisterio del ritmo. Chano es dueño y señor del compás”.
José Guardia: “Es un corazón que brota por la garganta a tiempo, con gracia, con garbo, con medida, con ritmo y sobre todo con compás”
Su trayectoria artística se ha visto colmada e numerosas distinciones de la década de los 80´ - 90´:
- 1986 Galardón del Compás del Cante de la Fundación Cruzcampo.
- 1995 Medalla de Plata de Andalucía.
- 1999 Homenaje de la Diputación y Medalla de Oro de la Provincia.
- 2002 Hijo Predilecto de Andalucía. Hijo Predilecto de Cádiz.
- 2008 Homenaje en el Teatro Falla de Cádiz.
Mis vivencias
He tenido la suerte de convivir con Chano Lobato en muchos momentos de nuestra vida:
- Potajes Flamencos en el Club de Golf de la Duquesa.
- En 1999, en el programa de Canal Sur “Senderos de Gloria”, donde me obsequiaron con una guitarra que me entregó el mismo Chano, en donde su presencia en el escenario me causó una sorpresa y emoción difíciles de igualar.
- En 2002, nos hacen “hermanos” en Cádiz, él Hijo Predilecto, a mí Hijo Adoptivo (como el decía: “un parto múltiple”).
Ese es CHANO, RITMO, COMPAS, SENCILLEZ, EL ESLABÓN PERDIDO entre la pléyade de auténticos flamencos, solera en la voz y salero en el compás.
Chano cantaor de lo divino y lo humano. El Arte Cantaor de Chano Lobato es raíz del pueblo gaditano. Es gracia a expuestas, de forma y sensibilidad exquisitas, llena del garbo de la salada claridad gaditana.
Libro. “Chano Lobato” Memorias de Cádiz. J José Téllez Rubio y Juan Manuel Márquez.
Revista Candil- N º 109. Homenaje a Chano Lobato.
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